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El Taíno zarpa del puerto de Jávea rumbo a la costa NW de Cerdeña el 27 de Julio a primera hora de la mañana. Cuarenta y ocho horas más tarde, llegamos al paso Fornelli entre la isla de Asinara y Cerdeña. Después de navegar la costa norte de Cerdeña nos dirigimos al puerto de Anzio al oeste de la península itálica, donde se incorpora el resto de la tripulación.
Nuestro objetivo era conocer la parte de la costa italiana del mar Tirreno que incluye las islas Pontinas; Procida; y el legendario golfo de Nápoles visitando las islas de Ischia y Capri que lo cierran por el norte y por el sur. Finalizamos este recorrido navegando por la espectacular costa Amalfitana y visitando las ciudades de Positano y Amalfi.
Las islas Pontinas se encuentran situadas a unas 30 millas al SW de Anzio y están formadas por Ponza, Palmarola y Ventotene, con pequeños puertos pesqueros que conservan edificación y ambientes de épocas pasadas. Sus aguas, al ser islas volcánicas, no son azules, pero sí transparentes y con buena temperatura, lo que nos permitió disfrutar de baños muy agradables.
Llegamos al puerto de Ischia, situado al NE de la isla, y muy protegido. El intenso tráfico de ferris nos recuerda al puerto de la Sabina en Formentera. La bocana del puerto es muy estrecha, y a ella se asoman neumáticas de “ormegiattori” que ofrecen atraque en sus diversas marinas, lo que permite el lujo de regatear el precio. Muy recomendable el pequeño y coqueto puerto de Sant´ Angelo, situado al sur de Ischia.
La pequeña isla de Procida conserva el trazado y construcción árabe de sus calles y casas. La subida, casi suicida, al Castello en un taxi local, circulando por sus estrechas calles, nos permitió disfrutar de magníficas vistas de la cala Corricella con puesta de sol incluída.
La entrada a la bahía de Nápoles, con el Vesubio a estribor y marinas para megayates a babor fue espectacular. Atracamos en el recomendable puerto local «Banchina Santa Lucía», lugar estratégico situado entre el elegante paseo “Lungomare” y el impactante castillo medieval de l’Ovo.
Habiendo contratado desde Valencia vehículo y guía, y a pesar del sofocante calor, nos dirigimos a Pompeya y Herculano cuyos vestigios nos trasladan al primer siglo de nuestra era, (año 79 DC, fecha de la trágica erupción del volcán Vesubio). Recorriendo sus ruinas nos sentimos inmersos en su forma de vida y tradiciones.
Acabamos el día recorriendo la ciudad de Nápoles y disfrutando de las magníficas vistas de la bahía (“ver Nápoles y morir”).
La isla de Capri es montañosa y sus acantilados son impactantes. Tráfico marino caótico en la Marina Grande y sus proximidades. Nos dirigimos a la cala Marina Piccola (al sur) donde fondeamos y pasamos la noche, acompañados de muchísimas embarcaciones.
La costa Amalfitana, vista desde el mar, es de gran belleza natural. Positano y Amalfi tienen notables obras arquitectónicas, sus casas están construidas en la falda de altas montañas, que van descendiendo hasta el mar. Sus habitantes han sacado partido al desnivel del terreno, lo que imprime gran atractivo al paisaje. El turismo de masas que invade esta costa en Agosto, no nos permitió disfrutar de su innegable interés.
Iniciamos la vuelta con rumbo a Villasimius para seguir hacia el puerto natural de Malfatano en la costa sur de Cerdeña, y desde allí navegar hasta Mahón, y Porto Cristo en Mallorca. Como incidencias, cabe resaltar que nos sorprendieron tres fuertes chubascos siendo el más importante el de Mahón.
Además se nos desajustó el cable morse de la inversora, lo cual imposibilitaba la entrada de las marchas. Afortunadamente, nuestros capitanes lograron solucionar el problema y pudimos completar la travesía.
Como cada año, hemos disfrutado de una magnífica navegación y visitado lugares muy interesantes. Desde aquí queremos animar a todos nuestros amigos navegantes a realizar nuevas e ilusionantes travesías.
Armador: José Manuel Momparler Pechuán
Tripulación: Aurora González, Mavi Castro, Lola Palmero, José Luis Vicente Almazán, Vicente Reig y Víctor Castro
